Falleció Alinka Zabludovsky, mujer ejemplar

Beto Buzali

Alinka Zabludovsky acompañada de su hijo Moisés


Alinka,
mi querida Alinka, qué reencuentro mas afortunado el nuestro después de tantos años, después de aquellas mis visitas a la Galeria Mer-Kup en Polanco por los años sesenta y tantos, ¿recuerdas? las clases que yo me brincaba, las que dejaba pendientes, las que no me importaba abandonar para ir a disfrutar de la inteligencia de Merl, tu mami, sentada tras de su escritorio, allí, casi al fondo de ese trascendental espacio artístico creado bajo la tutela de Abraham tu marido. Y Merl, a mitad del pasillo, remueve sus lentes mientras entrecierra los ojos y observa que me aproximo: junta catálogos, fotografías, información para publicar en el periódico que yo editaba en el viejo Instituto Patria, el colegio jesuita  en las calles de Molière, a sólo unos pasos de allí.

Ésta fue la galería donde tú me mostraste caminos del arte, las primeras colecciones de  J. L. Cuevas, las de Francisco Moreno Capdevilla, la obra de Marysole Wörner Baz, Mathias Goeritz, Benito Messeger, y muchos más representativos de la Generación de la ruptura, apoyada por la Galería.

Alli nos conocimos, Alinka, claro. Donde también hacía sus rondines Ana Shapiro vda. de Zagury, curadora, escritora, también con alma de artista como tú, como Merl, como Abraham.

Y después de más de 40 años nos volvimos a encontrar en el aula de José Gordon con sus imaginantes.

¡Cómo disfrutamos juntos esos momentos,  no es cierto? 

Alinka, no me alcanzan las palabras para decir y repetir que siempre convocaste tu amistad con un cariño muy particular, lleno de generosidad e interés. Un cariño en tiempo presente, infinito, inconmensurable, luminoso, siempre  correspondido. Tu partida me afectó más de lo que pudiera yo reconocer en estas breves líneas. Imposible transmitir todo en este pequeño agradecimiento;  agradecimiento por haber sido tú tan consistente, tierna y generosa. Agradecimiento por habernos permitido disfrutar de tu madurez y de tu compañía, de tu inteligencia y entereza hasta los últimos días. 

 Éste es mi hasta luego, Alinka. Estás en mi corazón por los siglos de los siglos, con ésa, tu  sonrisa, transparente; con la misma luz que irradia tu presencia.

Compartir

Un comentario para “Falleció Alinka Zabludovsky, mujer ejemplar”

  • victoria dana h Says:

    Querida Alinka: Sólo tuve tres encuentros contigo. Los tres significativos. En el primero, platicabas con humildad que eras una niña que no sabías nada de la vida cuando Abraham te introdujo al mundo del arte y de la intelectualidad mexicana. En el segundo, en tu casa, con una mesa decorada al estilo independencia mexicana, me explicaste la importancia de las fechas, de guardar las tradiciones, de hacerlas nuestras. La última vez que te vi, también en tu casa, acababa de fallecer tu esposo y con él, tú perdías tu mirada al mundo. Recuerdo que les dijiste a los nietos: nunca se olviden de dónde vienen, nunca olviden a su abuelo, un hombre maravilloso, que se entregó a su trabajo hasta el último día de su vida. A pesar de no conocerte realmente, te he percibido a través de tu hija, de Gina, quien todavía habla de ti con la mirada húmeda de nostalgia. Gina, en un mundo de hermanos, hijos, esposo, perdió la parte femenina que sólo tú podías representar: madre, amiga, hermana, tan auténtica tú, tan auténtica ella.
    Lo que no puedo olvidar y no olvidaré nunca, es el color de tus ojos: imagino que si el paraíso tiene ventanas, son del color de tus ojos.

Deja tus comentarios