Testimonio sobre Alinka Kuper
Marvin Sulkin
Conocí a Alinka en Nueva York. La vi varias veces con Abraham y hablábamos de su hijo artista: de cómo podría ponerse a estudiar, enderezar su vida, y otras cosas cotidianas.
Alinka siempre era muy graciosa, con una mirada que te invitaba a quererla y conocerla. En sus pláticas siempre iba muy a fondo. Era una persona inteligente y realmente bella.