Alinka
Susy Pick
Cuando inivité a Alinka al Consejo de Administración del Instituto de Familia y Población (IMIFAP) que yo presido, me contestó que no podía aceptar debido a que tenía muchas cosas que hacer pero me preguntó qué es lo que necesitábamos y como nos podía ayudar. Yo la puse al tanto de los múltiples problemas que teníamos en ese momento para impulsar nuestros proyectos en Chiapas.
Ella me comentó entonces que conocía a Patrocinio González Blanco. Este hombre, que había sido conocido como un “ come curas” me abrió las puertas para poder meter los programas de educación sexual de prevención de embarazo y de VH sida en Chiapas y ya de ahí para poder trabajar a nivel federal
Alinka constantemente me hablaba y me preguntaba cómo iba todo. Yo la ponía al corriente de mis avances y ella, sin haber aceptado estar en el Consejo de IMIFAP, con toda esa sensibilidad y discreción que la caracterizaba, me transmitía el gusto por nuestros logros y me daba nombres de otras personas que ella conocía sugiriéndome cómo abrir una ventana o una puerta para promover nuestros proyectos.
Alinka tenía un fuerte compromiso con México y se daba cuenta de la importancia de impulsar la educación sexual y de todos los problemas de educación en general. Ella entendía la importancia de que las personas se convirtieran en agentes del cambio, que pudieran ser libres pensadores(as) para tomar sus propias decisiones y lo que esto implicaba para los derechos humanos.
Tenía una enorme disponibilidad para apoyar estas causas, sin necesidad de que saliera en la foto, no le interesaba la luz o el figurar, no lo hacía para para que todos le reconocieran y le aplaudieran. Todo lo realizaba con una elegancia, con una gran empatía y con responsabilidad social.
Aunque no tuvimos muchos encuentros y sólo uno de ellos llegó a ser a profundidad ,yo recuerdo cada conversación como una joya. En ella siempre había una recomendación discreta, atinada, inteligente y muy práctica. Le estoy profundamente agradecida y aunque nunca quiso estar como integrante formal, hoy que va a cumplir veinticinco años IMIFAP, ella ha sido incluida como integrante del Consejo.
Además de involucrarse y preocuparse por la parte profesional, con la misma discreción y elegancia me preguntaba por mis hijos. En la etapa de de mi divorcio ella me supo acompañar sin muchas palabras, pero sabiendo cómo tocar para estar cerca, ya sea sólo preguntando o poniendo su brazo sobre mi pierna o abrazándome.
Me acuerdo de una plática que tuve con ella que me sirvió mucho ya que me decía cómo, debido a que no tienen desarrollada fuertemente su parte emocional, los hombres tenían una necesidad más fuerte de “ brillar fuera “ que las mujeres. No recuerdo qué palabras usó pero me trató de explicar cómo a mi pareja le podría haber sido difícil que yo estuviera metida con tanta intensidad en mi trabajo. Por otra parte, de una forma no paternalista o condescendiente, me transmitió el orgullo de ser compañera del marido, de respaldar, de estar ahí sin que se den cuenta que lo haces.
Con una gran sensibilidad, a Alinka le producía un enorme gusto poder apoyar y siempre lo hacía discretamente. El gusto de dar se reflejaba en su semblante. Obtenía su paz en la posibilidad de acompañar. La parte familiar de ella era sumamente importante. Platicaba con gusto de los logros de sus hijos , de su marido, de sus nietos. Cuando ella te contaba lo que hacía por ellos, no te transmitía ningún esfuerzo o “ espíritu de sacrificio” sino una satisfacción y deleite por la entrega y por la capacidad de compartir. Manifestaba su alegría y agradecimiento por haber tenido la oportunidad de gozar con ellos. Cuando hablaba de su mamá y de la galería de arte que tenía en Polanco, destacaba su sensibilidad artística . Sus palabras comunicaban el orgullo y la alegría de vivir que tenía de su madre. y una relación de mucha cercanía que se repitió en el caso de su relación con su hija Gina.