Testimonio de Moisés Zabludovsky

Tuve un téte a téte con mi mamá, ha de haber sido a finales del 2007 o a principios del 2008, no quería escuchar nada de lo que le estaba diciendo, reconocía yo, en esa conversación, que si ella  tendría en ese entonces todavía el apoyo de mi padre, fallecido en el 2003, todo sería más fácil, pero que aún asi, no era inválido lo que estaba yo, compartiendo con ella, en esos momentos.

Poco tiempo después hice un plato inspirado en la canción de los Beatles,  “Strawberry Fields  Forever “poniendo énfasis en la frase: “living is easy with eyes closed, missunderstanding all you see”(vivir es fácil haciendo caso omiso de lo que ves). Si es que mi madre es reconocible en dicho plato, es por la fisionomía de la mano con que se tapa los ojos, la otra sostiene un cartel con el pasaje de la  canción que ya mencioné. Le lleve el plato terminado con todo  y cubiertos .

Sabía yo que a lo mejor me iba a pedir quedarse con él, y ella sabía que quizá se lo negaba,  no  hubo problema, pasaron las dos anteriores cosas.  Poco antes, auspició, como en  otras  exposiciones, la presencia de gentes que ella quería en la inauguración.

Esa era una manera, sin duda, de hablar bien de un hijo.  Durante  la noche  a la que me estoy refiriendo, rifé tres cenas para dos personas  cocinadas por mi, servidas en tres fechas subsecuentes durante el tiempo en que exposición permaneció abierta . Se bajaría el arte utilitario colgado en los muros para los comensales  que ganaran boleto en la respectiva rifa. Al día siguiente, mi madre entendió de raíz, que la  disculpa en nombre de una amiga suya, que se había sacado una cena, no la estaba yo tomando bien. No sé si logró que su amiga revirtiera su decisión, minimizando el asunto de la inseguridad nocturna en la Ciudad de México, o le retransmitió, tal cual, mi argumento: “Hubo tiempo de sobra para regresar el boleto a la urna”, el hecho es que dicha cena si se sirvió.

El apoyo moral para mi madre, tenía mucho que ver con crear un entorno de total calidez, invitando a quién ella consideraba prioritario e indispensable a eventos importantes para uno.

Si lo anterior además, era un modo de mostrar su incondicionalidad, entonces, no estuve tan mal, cuando hace poco me encontré a Raquel Tibol y bromeé con ella: “Solo mi mamá y tú, han hablado bien de mí”

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