Mi tía Alinka

Fernando Rosemberg

He pensado mucho desde hace un año ¿por qué Alinka no quiso que se hablara de ella en su entierro? Si de alguien había que hablar, es de ella….Pero modesta, como siempre, no habrá querido que se le alabara “inmerecidamente”. Sin embargo para mi,  nada habría sido inmerecido y faltó que se dijera quien había sido…… faltó tanto que decir sobre ella…..


Entiendo que muchas veces cuando se habla de alguien al morir, se le inventen cualidades.  Sin embargo en el caso de mi querida tía Alinka, no creo que haya quien pudiera decir que alguna flor hubiera sido falsa y nunca sobrarían flores para describirla.

Tengo muchos recuerdos, especialmente cuando  alguna vez -después de que murió mi mamá-  me dijo que había perdido a la hermana que había escogido tener. 

Las innumerables veces que con cariño, alegría, empatía y generosidad nos celebró a Mario y a mí nuestros triunfos o nos apapachó cuando hubo reveses. Cuando nos recibimos,  cuando nos casamos, cuando nos premiaban, cuando nacieron nuestros hijos, cuando se casaron, así como cuando perdimos a nuestros padres, o cuando sufrimos los  golpes  de la vida.

Los festejos que nos dio, las visitas que nos hizo cuando cuándo estábamos enfermos, cuando había algo que compartir. Se alegró con nosotros y sufrió a nuestro lado; nos acompañó en las buenas y en las malas.

Un gran corazón. Siempre pensando en el otro primero,  en darnos gusto,  en vernos contentos. Fue una gran conciliadora y no se rendía de sus propósitos de hacer las paces entre todos.

Pienso en ella y me sonrió de agradecimiento, de cariño , y me duele …..

Aunque lo que sembró queda en cada uno de nosotros que tuvimos la fortuna de tenerla cerca .

Fisho

Septiembre 2009.

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