Oct 16 2009

Testimonio de Moisés Zabludovsky

Tuve un téte a téte con mi mamá, ha de haber sido a finales del 2007 o a principios del 2008, no quería escuchar nada de lo que le estaba diciendo, reconocía yo, en esa conversación, que si ella  tendría en ese entonces todavía el apoyo de mi padre, fallecido en el 2003, todo sería más fácil, pero que aún asi, no era inválido lo que estaba yo, compartiendo con ella, en esos momentos.

Poco tiempo después hice un plato inspirado en la canción de los Beatles,  “Strawberry Fields  Forever “poniendo énfasis en la frase: “living is easy with eyes closed, missunderstanding all you see”(vivir es fácil haciendo caso omiso de lo que ves). Si es que mi madre es reconocible en dicho plato, es por la fisionomía de la mano con que se tapa los ojos, la otra sostiene un cartel con el pasaje de la  canción que ya mencioné. Le lleve el plato terminado con todo  y cubiertos .

Sabía yo que a lo mejor me iba a pedir quedarse con él, y ella sabía que quizá se lo negaba,  no  hubo problema, pasaron las dos anteriores cosas.  Poco antes, auspició, como en  otras  exposiciones, la presencia de gentes que ella quería en la inauguración.

Esa era una manera, sin duda, de hablar bien de un hijo.  Durante  la noche  a la que me estoy refiriendo, rifé tres cenas para dos personas  cocinadas por mi, servidas en tres fechas subsecuentes durante el tiempo en que exposición permaneció abierta . Se bajaría el arte utilitario colgado en los muros para los comensales  que ganaran boleto en la respectiva rifa. Al día siguiente, mi madre entendió de raíz, que la  disculpa en nombre de una amiga suya, que se había sacado una cena, no la estaba yo tomando bien. No sé si logró que su amiga revirtiera su decisión, minimizando el asunto de la inseguridad nocturna en la Ciudad de México, o le retransmitió, tal cual, mi argumento: “Hubo tiempo de sobra para regresar el boleto a la urna”, el hecho es que dicha cena si se sirvió.

El apoyo moral para mi madre, tenía mucho que ver con crear un entorno de total calidez, invitando a quién ella consideraba prioritario e indispensable a eventos importantes para uno.

Si lo anterior además, era un modo de mostrar su incondicionalidad, entonces, no estuve tan mal, cuando hace poco me encontré a Raquel Tibol y bromeé con ella: “Solo mi mamá y tú, han hablado bien de mí”

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Oct 15 2009

La señora Alinka

La señora Alinka fue para nosotros una extraordinaria persona y mujer, muy amiga de mi madre de toda la vida. Sentíamos por ella una cercanía extrema. Nos dejo un gran legado de amistad, aprecio, estimación y cariño. Nunca le pude decir lo mucho que la apreciaba y la quería como persona, como ser humano.

Desgraciadamente, para una gran cantidad de seres humanos lo único que importa es la relación con lo material. Yo creo que estamos muy equivocados, lo que importa no es eso sino otro tipo de fundamento que vienen de la familia, no importa el origen, la religión, la raíz, simplemente somos seres humanos que debemos de tener una mejor comprensión y entendimiento entre nosotros, y este inmenso cariño lo sentíamos por la señora. Alinka Kuper de Zabludovsky

Le vivimos eternamente agradecidos a ella y a toda su familia. También tuve una excelente relación con el arquitecto con el que empecé a trabajar en la avenida México desde que yo era un jovencito de diecisiete años. A base de esfuerzo y de la oportunidad que nos dio para trabajar con él a mí y a mi hermano, nosotros pudimos ayudar a nuestros padres en una época en la que pasábamos por una etapa muy difícil en lo económico.

Años después la señora Alinka me habló preguntándome si le podía hacer unos trabajos de reparación en su casa en las Lomas. Yo acudí a su llamado con mucho agradecimiento, por lo que siempre hizo por nosotros. Atendí sus solicitudes de los problemas que tenía en su casa y parece ser que la mayoría los resolví de alguna manera. Alguna ocasión le pregunté si estaba contenta con lo que se estaba yo haciendo. Y me contestó: no, no estoy contenta, ¡estoy fascinada! Me preguntó cuánto me debía y yo le respondí: “Sólo lo de los trabajadores, a usted nosotros le vivimos eternamente agradecidos”. Pero ella dijo “No, me tienes que cobrar algo” y saco una cantidad inmerecida y me la entrego

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Oct 14 2009

Alinka

Jaime Grabinsky

Recordar a Alinka es una experiencia agridulce. Su ausencia duele y se acrecienta, pero su presencia en la memoria no deja de provocar buenos sentimientos y estados subjetivos placenteros.

Viniendo de una familia de clase media en lucha por salir adelante, le tocó vivir muy de cerca  con artistas, creadores, empresarios, políticos e intelectuales de primera línea. Nunca estuvo lejos de su perspectiva personal la vivencia de lo difícil que puede ser el querer y el poder  “salir adelante”.

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Sep 17 2009

Mi tía Alinka

Fernando Rosemberg

He pensado mucho desde hace un año ¿por qué Alinka no quiso que se hablara de ella en su entierro? Si de alguien había que hablar, es de ella….Pero modesta, como siempre, no habrá querido que se le alabara “inmerecidamente”. Sin embargo para mi,  nada habría sido inmerecido y faltó que se dijera quien había sido…… faltó tanto que decir sobre ella…..

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Sep 10 2009

Alinka

Alberto Cohen

 

Yo tuve cuatro etapas distintas y todas muy importantes en mi relación con Alinka. Primero cuando éramos muy jóvenes Jaime y yo.  Era una segunda mamá que nos recibía en su casa veinte  horas al día, y como buena mamá judía, nos regañaba, nos dirigía, nos controlaba, se preocupaba y nos daba mucho de comer siempre.

La segunda etapa digamos fue  un poco más distante cuando me casé y cuando se casó Jaime . Creo que fue el momento  donde menos la vi, y menos hablé con ella.

La tercera etapa que fue de 1995 al año que murió el arquitecto en el 2002. Nos hablábamos casi diariamente. Como todos sabemos Abraham era una gente que tenía muchísimas preocupaciones todos los días y de la más diversa índole. Entonces yo conocí a Alinka en su papel de esposa. Era realmente impresionante cómo llevaba las riendas de su casa,  y  del negocio de su marido. Al final de la vida de su marido, tenía una permanente preocupación por publicar  para que permaneciera la obra de Abraham. En esta época, todos sus esfuerzos iban siempre encaminados a que la obra del arquitecto Zabludovsky perdurara,  que se dejaran testimonios buenos e importantes. Alinka se dedicaba a esto con una energía impresionante. Con una gran fuerza, llevaba toda esta parte de la vida profesional del arquitecto, y además, la vida de su familia, las finanzas y todo.

 La última época es a partir de que fallece el arquitecto. En ésta conocí a la última Alinka,  a la que más me dejó y, desde luego, a la que más extraño. Después de haber sido el amigo de su hijo, el que le que le ayudaba con las desiciones del dinero, el que estaba en todas las cosas de la familia, me volví su amigo. En estos últimos años, cuando estaba en México, hablaba con ella diario, a veces dos o tres veces al día. Realmente nos hicimos amigos muy cercanos. Alinka era una mujer madura, que vivía con la enorme tristeza de haber perdido a su pareja pero tenía una fuerza impresionante, era muy cariñosa e  increíblemente inteligente. Descubrí  entonces una amiga que era increíblemente valiosa para darme consejos. Todos los días nos hablábamos para contarnos nuestras vidas, nuestras vivencias, nuestras cosas. Era admirable, tenía una gran fuerza incluso después de que se enfermó, incluso después  de que  empezó con sus problemas respiratorios, todavía tenía yo un gran contacto con ella.

Fue una gran consejera para mí, y creo que yo fui un consejero para ella. Se volvió  cotidiano  hablarnos y contarnos nuestras vivencias del momento, a mí se me volvió una adicción. Verdaderamente puedo decir que, en este momento,  a casi ya un año de haberla perdido, la extraño muchísimo,  queda  como una memoria distante, la mamá de mi amigo, la esposa del arquitecto, la abuela,  que fue bastante abuela de mi hijo también. Pero la que más extraño es a la última  que conocí, a mi amiga, que fue muy importante para mi.

 Yo verdaderamente creo que esta adicción mía de hablar con ella a diario fue una cosa sólo conocida por mí y por ella. Todo empezó con preocupaciones y preguntas cobre qué  hacía con el dinero pero luego nuestras conversaciones tomaron otro camino. Nos tomábamos diez  o quince minutos para platicar y contarnos de nuestras vidas.
Era  una mujer verdaderamente impresionante. Éramos  cuates.

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