Jun 15 2009

Alinka

Stella Rayek

Alinka, qué bonito nombre.

Gracias, me dijo, visiblemente emocionada al recibir mi libro. Fue en casa de Anna Zagury, un martes por la noche. Una noche fría. La vista de la ciudad desaparece por los ventanales del departamento nuevo de Anna. Recuerdo la bella chalina que Alinka llevaba sobre los hombros.

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May 31 2009

Loving Alinka

Salo Grabinsky

“Hola Salito, ¿ como amaneciste ?”

Son las 8 de la mañana y, como relojito, recibo la llamada de mi querida Alinka. Como la matriarca indiscutible de nuestro clan, Alinka necesita pasar lista a todos sus seres queridos y asegurarse que nada nos aqueja, que estamos de buen humor,  llenos de vitalidad, con cosas importantes que hacer y sobre todo sanos.

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May 21 2009

Una amistad que perdurará para siempre

Lilly Kassner

Anais Nin dijo que los amigos representan un mundo en cada uno de nosotros; un mundo que no ha nacido antes de su llegada, y que al conocerlos, nace cual mundo nuevo.

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May 11 2009

Alinka tenía el don de la amistad

Sara Bialostosky

Si yo tuviera que calificar o darle un valor a Alinka yo diría que es el  de la amiga. Cuando afirmo esto, pienso en la frase de Cicerón que dice que, aparte de la sabiduría, el don   más  preciado que nos dieron los dioses es el da la amistad.

Alinka tenía el don de la amistad y no en un sentido abstracto. Tenía el don  único de estar  en los momentos precisos, de acompañar cuando lo necesitabas, sin ofrecerlo ni preguntarlo. Ella sabía cuando llegar y cuando  irse, cuando hablar y cuando no hablar, cuando dar y cuando recibir. Siempre admiré mucho estas cualidades pero hasta ahora me hice más consciente de ellas.   

Alinka era tan completa, tan idónea, tan honrada, tan delicada con  ese espíritu de dar. Era una cualidad excepcional que no cualquiera tiene. Cuando yo tenía una alegría, Alinka la compartía completamente  y en los momentos difíciles, ella sufría conmigo.   

Si tenía que hacerme yo un estudio serio en el hospital, no me preguntaba si quería que me acompañara o no, simplemente llegaba y allí  estaba  desde las  siete  de la mañana, y se  quedaba todo el tiempo  Como yo había llegado en ayunas, cuando salía de los análisis ella ya me había traído algo de comer..  Esos actos  la identificaban

Alinka me hablaba todos los días a una misma hora. Cuando yo salía de viaje, también hablaba para ver que se ofrecía  Cuando yo regresaba, aunque fuera por un fin de semana, había rosa rojas  o chocolates que ella me había .traído.  .Ese sentido de dar era tan bonito, no cualquiera lo puede tener.

¡Lamento tanto que se haya ido! Alinka no sólo era mi mejor amiga, sino que era como mi hermana. Hablar con ella era como hablar conmigo misma,  Su ausencia me apena mucho  ¡Qué belleza haberla encontrado!

Yo me llevaba con Alinka hace muchísimos  años y compartimos muchos momentos íntimos e importantes.  Luego las circunstancias de la vida nos separaron un poco

Recuerdo que cuando Misha mi esposo murió, Alinka y Abraham fueron  de las pocas parejas que siguieron buscándome después de la shive, verdaderamente se preocuparon por mí. . Por lo menos cada dos semanas me llevaban al cine y a cenar.  

Después  de que se muró  Abraham, los domingos  nos íbamos juntas al cine o comer tortas y nos hicimos más amigas.

Volviendo a los diálogos con Cicerón, en un momento  se pregunta a alguien   por qué dejo de ser un amigo de otra persona y se contesta porque le pidió que hiciera algo  injusto  e inequitativo.  Yo no me imagino jamás que Alinka te hubiera pedido que hicieras algo de esta naturaleza.

Lamenté mucho cuando, por su enfermedad, Alinka no pudo ir a la boda de mi hija ni tampoco a la apertura de la placa que  pusieron en mi nombre en un salón  de la Facultad  de Derecho de la UNAM

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Abr 23 2009

Alinka fue para mí una amiga muy especial.

Lili Levin

Alinka fue para mí una amiga muy especial, nos teníamos una gran identificación y había una gran afinidad y cariño entre nosotras.

Durante mucho tiempo no fuimos tan cercanas, pero luego, desgraciadamente ambas  quedamos viudas y por esta situación, nos volvimos a re-encontrar,  Alinka era pues era una persona con un aura  especial, era difícil  describir todas sus cualidades y  todo su encanto. Siempre tenía una palabra amable: ¡Qué bien te ves! ¡Qué guapa estás! ¿Qué te hiciste?  ¿Por qué te ves tan bien?

No sé cómo describir el optimismo que Alinka siempre tenía. Desgraciadamente pasó lo que pasó. La verdad es que me hace tanta falta. Todos los días nos hablábamos, casi siempre en la mañana temprano para ver cómo habíamos pasado la noche o cómo nos sentíamos y luego me decía “oye, vamos a hacer una travesura, vamos al cine”.

Nos encantaba ir al cine, nos dábamos  unas escapadas,  íbamos a las funciones temprano, y luego a comer. Yo  no soy de tanto andar,  pero ella me sonsacaba: “Ahora vamos a hacer esto, ahora vamos a hacer o otro, nos vamos a estudiar, a ver qué clases vamos a tomar”. Y bueno no sé cómo decirlo, no sé como describir todos estos sentimientos. Siempre tenía una palabra amable,  siempre te recibía con gusto  o con una sonrisa. No sé ni cómo describirlo.

Alinka tenía una gran amabilidad, te transmitía el gusto de ver todo bonito. Todo estaba bien,  nunca la oí hablar mal de nadie ni criticar a nadie. Siempre  tenía un comentario bueno sobre cualquier persona. Siempre  le veía  el lado bueno a las personas y a las cosas. Era una persona fuera de serie.

Nuestra amistad se inició, cuando nuestros hijos Jaime y Arturo fueron compañeros en la escuela primaria. Ellos se hicieron amigos y así, nosotros empezamos a llevarnos con Alinka y Abraham. Es una amistad que duró un buen tiempo, incluso Abraham  le hizo unas construcciones a Semi. Luego, había temporadas en que ellos viajaban mucho.  Jame y Arturo crecieron y tomaron, cada uno, caminos diferentes.  Jaime se fue a estudiar  su carrera a Boston y Arturo  a Monterrey y luego a Denver

Sin embargo, con Abraham  y Alinka continuábamos viéndonos de vez en cuando. Ya no era tan frecuente ya que ellos  viajaban y nosotros también. Volvimos a reunirnos cuando   desgraciadamente, Semi  ya había fallecido y me hablaron para darme el pésame.
Cuando murió  Abraham, empecé a hablarle a  Alinka. Ella me recomendó a  Margarita, una terapista que ella veía, porque yo estaba muy mal de la columna. A partir de entonces se reinició  nuestra amistad, éramos muy afines, desgraciadamente las dos estábamos solas.

Me encantaba la manera de ser de Alinka, un gran cariño y una gran amabilidad. No sé cómo describirlo. Platicábamos mucho, de nuestros  hijos y sobre todo, de nuestros nietos y también de lo que Abraham construyó. Me empezó a invitar a eventos que hicieron en honor de Abraham, ¡yo estaba encanta! Hablábamos de arte, tomábamos  clase de cine en la ibero  cuando todavía
las dos podíamos caminar. Después tuvimos que dejarla, ya que no podíamos físicamente. Alinka me animó a que renovara la casa y luego yo la animé a que remodelara la suya.

Alinka  me acompañó mucho cuando me operaron de la rodilla. Venía a verme casi a diario. Y luego… los doctores,” íbamos juntas a verlos porque, desgraciadamente, las dos estábamos no  muy bien.

Casi siempre ella era la que venía a recogerme  y me decía “¿Cómo estás? ¿Cómo dormiste? Mira ¡qué bonito se te ve ese color! No sé ni cómo describirlo. Alinka era una anfitriona maravillosa,  tenía un gusto muy especial para poner las mesas ¡tan bonitas! Siempre uno era bien recibido, en su casa de veras que uno no tenía ganas de irse, de lo bien que se sentía.

Alinka era una dama en todo el sentido de la palabra. Ojalá que pudiera yo hablar mejor y decir todo lo que la quería. Yo admiraba a Alinka por su forma de ser, la manera de que te recibía y que hablaba. Me acuerdo cuando la escuché hablar en público en el homenaje que le hicieron a Abraham en el Museo Tamayo. ¡Me sentí tan honrada cuando nos invitó a mí y a mis hijos!  También me invitó al homenaje que le hicieron en Puebla donde ella también habló.

Luego me invitó a que fuéramos a Coatzacoalcos,  a la inauguración del teatro. ¡Estaba tan orgullosa del teatro y  con toda la razón!  Todo el mérito fue de ella. No quiero decir  que el diseño y la idea no fueron  de Abraham, pero Alinka fue admirable al sacar  adelante las obras, después que no estaba Abraham- ¡Fue una cosa increíble, la fuerza que tuvo!, y también el espíritu de terminar el Museo del Niño de  Villahermosa.
Ese no me tocó verlo a mí, pero sobre todo a mi nieto   Eduardo. ¡No sabes que recuerdos tiene de ella Eddy que oídos tuvo para él Alinka! Ella le presentó al fotógrafo Julius Shulmann, fue un gran honor. En nueva York, Alinka invitaba a Eddy a desayunar y él me contaba sobre el interés que ella tenía de todo lo que estaba haciendo.
¡De veras! hay tan pocas personas, como ella, que no la puede uno valorar.

 

 

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