Abr 21 2009

Muy querida Alinka

Patsy Stillman

Nada más de pensar en ti escucho tu risa, clara y dulce. Era como agua trasparente que corre sobre piedritas en un río fresco. Siempre te reías cuando te contaba algo que me habías preguntado. Todo estaba bien cuando escuchabas, tu enorme calidez y belleza  llenaba de luz los encuentros contigo.

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Abr 16 2009

Alinka era una mujer enamoradísima del cine

Joaquín Rubio

Conocí a Alinka porque llegó a tomar un curso que yo abrí en la Universidad Iberoamericana titulado “La Cosmología judaica en el cine”.

Alinka era una mujer enamoradísima del cine, le fascinaban todo tipo de películas y además tenía muchas anécdotas vivenciales porque su vida siempre estuvo ligada al cine. Conocía mucho de todas las artes, pero el cine era lo que más le seducía Nunca lo abandonó. Ella hablaba de su vida y, de distintas anécdotas, a partir de las imágenes de los directores de las películas. Ubicaba las películas en el contexto de su vida personal y de la historia de México. Era genial cómo se involucraba. Tenía una sensibilidad maravillosa.

Abierta a nuevos horizontes, siempre estaba dispuesta a descubrir y a conocer. Le interesaban las películas vanguardistas que le permitieran aprender nuevas estructuras y lenguajes. Me pedía que le prestara las películas para enseñárselas a sus nietos. y yo sólo lo hacía por tratarse de ella.

Hasta el último momento, hacia el mayor esfuerzo para llegar a mi clase. Me impacto cuando llegó con su tanque de oxígeno acompañada por el chofer. Me dijo que sólo podía salir por un tiempo limitado y que había escogido venir a mi clase. Todo el grupo se quedó impactado. Eso fue un verdadero honor para mí, el mayor Oscar que pude haber tenido en la vida ya que ella motivaba a todas sus compañeras.

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Mar 25 2009

Alinka


Sofía Buzali

Pienso en ti y

recuerdo aquellos ojos claros que permiten entrever tu alma,

rodeada de formas rectas y curvas que siempre te acompañan

entre rojos, grises y naranjas.

Pinturas

Esculturas

Artistas

Escritores

Libros

Amigos

Con la suavidad de tu sonrisa y la luz que irradia tu mirada,

iluminas el entorno,

envolviendo al mundo en mil colores.

 

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Mar 23 2009

Más allá de un tiempo

Alicia María Juárez Becerril

Fueron contadas las veces que la vida me permitió tratar a la Señora Alinka Kuper. Sin embargo, esos pocos momentos de cordialidad y saludos fraternos fueron suficientes para dejar en mi, la impresión de una dulce Mujer.

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Mar 18 2009

Para mí, Doña Alinka fue una segunda mamá

Jorge Coello

Para mí, Doña Alinka fue una segunda mamá. Convivimos mucho tiempo, platicábamos de muchas cosas teníamos la confianza de intercambiar ideas y comentar de las experiencias que vivíamos. Yo la ponía al tanto de mi familia, de mis papás, de mis hermanos. Le contaba todas mis alegrías y también lloraba con ella. Teníamos una gran confianza. Incluso ella también me contaba de sus hijos y de su esposo

A través del tiempo me di cuenta que ella era una mujer muy inteligente. Después de vivir tantos años con el arquitecto Zabludovsky, tenía una gran capacidad de conocimiento de arquitectura y de todo: Yo le contaba mis experiencias en la arquitectura y le aprendí muchas cosas. . ..

La señora Alinka era muy abierta, expresaba mucho sus sentimientos, era franca, cariñosa, honesta, realista y hablaba con claridad. Por sobre todo, sabia escuchar. Trabajé 18 años con ellos, Entré al despacho como cualquiera- Yo estaba en otro despacho pero todos queríamos trabajar con el arquitecto Zabludovsky. Llegué pidiendo trabajo en avenida México. Me acuerdo que me entrevistó directamente el Arquitecto Abraham y no el jefe del taller que era Pancho López. Llegamos casualmente, él iba entrando y nos dice “muchachos si quieren trabajar pasen a mi oficina”.

En ese momento en el despacho se estaba haciendo la Biblioteca de México, y el Multibanco Banamex de la Av. Revolución. Después de tres meses me habla y me dice “sabes, te voy a encargar un proyecto, nada más que me tienes que cumplir porque faltas mucho, quiero saber si le vas a entrar “.Yo le contesté que sí y entonces obtuve su confianza, me empezó a dar responsabilidades como coordinador de varios proyectos y tuve una relación de trabajo más directamente con él. Aprecié mucho al arquitecto porque era una gente muy tenaz, inteligente y capaz. y también. duro cuando tenía que ser duro.

Tiempo después, yo conocí a la señora Alinka quien llegaba al despacho y estaba presente en las reuniones que teníamos con el arquitecto en su casa. para cualquier detalle. Nos conocimos más cuando había que hacer alguna remodelación o reparación de la casa ya que yo intervenía en los detalles de esos proyectitos para cumplir sus necesidades.

Posteriormente, la relación se fue haciendo más estrecha. Tuvimos una cierta confianza con el arquitecto y nos invitaba a comer. Así nos reuníamos también con la señora Alinka y platicábamos con ella. Cuando el arquitecto empezó a enfermarse, nos metimos más con la cuestión de ponernos al frente del despacho.

El arquitecto me tenía una gran estimación y le estoy muy agradecido. Para mí, él también era como mi papá, y el despacho era como mi segunda casa. El día que murió no lo podía yo creer porque acabábamos de tener una reunión para revisar todos los planos del proyecto del Museo del Niño de Tabasco. Él me hizo algunas observaciones y me dijo que nos veíamos al rato. Yo me fui a comer y cuando regresé ya no lo vi. Ese día murió y yo me la pasé llorando.

Yo quería mucho al arquitecto. Además de la relación de trabajo, teníamos una relación muy padre a nuestra forma, El arquitecto era muy reconocido y exigente, y a veces duro y obstinado. La señora Alinka era un poco más mediadora.

Después de que el arquitecto falleció, estuve trabajando como tres o cuatro años con ella. Dos años a cargo del despacho terminando el museo de Villahermosa y el teatro y Centro de Convenciones de Coatzacoalcos. La señora Alinka se puso al frente de los proyectos y nos dio la confianza de seguir adelante con las obras. Yo me quedé a cargo de la sección de diseño y Víctor de la operación administrativa. Con orgullo, puedo decir que salimos bien.

La señora Alinka era una gran mujer, estuvo conmigo en las buenas y en las malas. Donde quiera que esté, le mandamos un beso y esperamos que escuche nuestros rezos.

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