Emilio Antonio Hernández
Para mí y para toda mi familia, la señora Alinka fue una persona que nos ayudó mucho y siempre desinteresadamente. Ella tenía un cariño por mí que era totalmente recíproco.
Desde que yo era adolescente, tuve la fortuna de conocer primero a la señora Kuper y luego a la señora Alinka. Con ellas trabajé muy a gusto durante diez y siete años en la galería Mer-Kup y cuando se cerró yo seguí trabajando en la obra de arte por mi cuenta.
Yo conocí a la señora Alinka, en 1972 o 1973 cuando yo tenía doce años y empecé a trabajar en la galería de la señora Kuper. Entré cuando la señora que hacía el aseo se fue.. Como mi papá trabajaba a un costado, en el estacionamiento que estaba junto a la galería, la señora Kuper vio que siempre yo andaba jugando allí y me dijo que si quería trabajar Le comenté que estaba estudiando y me contestó que si yo trabajaba por las mañanas, ella me daba oportunidad de seguir estudiando en las tarde. Y así fue., yo entraba a las diez de la mañana y salía a las doce a la una de la tarde. Así terminé la secundaria y la preparatoria. Como el horario de la escuela se fue acortando, tuve la oportunidad de trabajar más tiempo en la galería.
La señora Alinka era muy apegada con a la señora Kuper, iba diario a la galería y siempre estaba al pendiente de lo que ella necesitaba. La relación entre nosotros era cada vez más estrecha. Como después no tuvimos secretaria, entre los tres organizábamos la galería.
La señora Alinka y la señora Kuper me formaron en lo que soy, y esto no es poco. Gracias a ellas, conocí a artistas de todo el mundo, manejé correspondencia de ex presidentes que les llegaban a ellas, y realizamos exposiciones muy importantes de artistas de renombrado prestigio. Yo estaba allí siempre presente.. Me siento orgulloso de haber conocido a toda la familia.
Durante 1980 y 1985 , cuando yo tenía entre 16 o y 17 años, tuve una adolescencia un poco desbocada. La señora Alinka me ayudo mucho en mis épocas más difíciles cuando yo andaba tomando y en la juerga..Cuando me ponía borracho, muchas veces yo me quedaba en la calle sin saber por dónde andaba y ella me rescató. Yo le agradezco infinitamente porque esto repercutía en mi familia que estaba totalmente abandonada
Tengo una anécdota al respecto. . En la época en que yo tomaba mucho, tuvimos una venta de un cliente importante quien nos adquirió una obra por mucho dinero. Esto fue un viernes en la noche cuando yo me iba a un club de billar, donde siempre había copas. Cuando la señora Kuper vendía una obra importante, me daba el dinero a mí y me pedía que lo guardara para que después se lo diera a la señora Alinka para depositar. Pero como yo estaba desatrampado, ese viernes en la noche me encontraba muy desorientado y no fui a trabajar en los siguientes cuatro días. Como estaba yo perdido en el alcohol, me presenté hasta el miércoles y, lógicamente la señora Kuper tenía una gran preocupación por lo que había pasado con ese dinero.
Cuando llegó la señora Alinka me preguntó qué había sucedido y yo le dije que me fui al alcohol y me perdí. Ella me contestó que yo arriesgaba mi salud y también me preguntó dónde estaba lo que me había dado su mamá. Yo le contesté que no tenía que preocuparse por ello ya que no me había llevado nada y saqué el dinero de donde lo tenía yo guardado en la galería. Era mucho, mucho dinero de un político que había comprado en la época decembrina . Se lo entregué sin que faltara un centavo, y creo que esa fue la razón por la cual la señora me tomó tanto cariño . Sabía que yo no estaba ahí por lo que me pudiera robar si no porque me gustaba el trabajo y porque yo también sentía un cariño después de varios años de estar allí. Después me disculpé con ellas porque yo creo que en esos días no pudieron dormir al pensar que yo tenía todo ese dinero en mi bolsa.
La señora Alinka y la señora Kuper me ayudaron mucho. . Como veían que yo tomaba, y sabían que me hacía daño, me mandaron con una pintora que iba a un grupo de autoayuda y ahí estuve como dos años. Inclusive me acortaron el horario de trabajo para que yo pudiera estar allí.
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La señora Alinka tenía una forma de decir las cosas que hacía que a uno le dieran ganas de echarle los kilos para seguir adelante y no estar tirado en la inmundicia. Ella me proporcionó una ayuda muy profunda que me marcó para toda la vida. No tenía por qué preocuparse por mí tanto como lo hizo. Me hablaba de una forma que me hacía sentir como su hijo. Era muy maternal. Nunca se trataba de un regaño sino de un consejo dado de una forma muy amable. Entonces uno obedecía y se ponía a pensar qué necesidad tenía de hacerle pasar lo que sus hijos no le hacían pasar y me preguntaba por qué le estaba dando mortificaciones escalofriantes. Yo le tengo que agradecer a la señora Alinka todo el bien que me hizo cuando me indujo a dejar el vino y logró así que mi familia tuviera una estabilidad
La señora Alinka y la señora Kuper me enseñaron mucho. Eso no se puede pagar, tendré un profundo agradecimiento por toda la vida .La señora Alinka no se compara con ninguna otra persona que yo haya conocido. En todos los aspectos, no he recibido de nadie lo que recibí de ella.
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La señora Alinka no cambió nunca y ella siempre estaba al pendiente de mí. Con el paso del tiempo, nuestro cariño se fue acrecentando y ella me hacía objeto de diversas distinciones. Cuando yo no tenía medicinas, ella me las compraba. Además, mi departamento de ahora, también lo tengo por ella quien me ayudó a conseguirlo. Cuando yo empecé a tener hijos, ella se preocupó porque yo no sabía dónde los iba a meter. Yo le comenté que , aunque me dolía mucho, tenía que dejar la galería y conseguir un trabajo con ingresos mayores para ofrecerle a mi familia. Entonces, sin pensarlo , ella me dijo que me ayudaría. Yo sabía que ella nunca prometía algo en vano, sino que lo que decía siempre era una ley que ella cumplía. Realmente fue una persona muy muy notable que marco mi vida y la de mi familia.
Cuando murió la señora Kuper y se cerró la galería, la señora Alinka me ofreció su ayuda para que yo vendiera obra de arte. Me dijo que si algún artista tenía desconfianza de mí , no dudara en decirles que le hablaran y que ella respondía por mí. Esto me animó y me dio confianza para trabajar en el arte. .Afortunadamente, nunca tuve necesidad de molestarla porque los artistas me conocían de mucho tiempo y casi todos me prestaban su obra.
Posteriormente ,trabajé con ella y con su esposo el arquitecto. Fue una relación muy marcada que, muchas veces, ocasionó envida por parte de mis compañeros . Como ella sabía que yo estaba enfermo de diabetes, se preocupaba porque yo comiera alimentos sin grasa y sin azúcar y me daba de lo que tenía de bajas calorías en la casa. Esta situación yo no la puedo pasar por alto nada más así, tengo un profundo agradecimiento con ella.
Ella me ayudó de diversas formas. Luego me llevó de viaje para que yo ayudara al arquitecto. Nos fuimos con su hija Gina a Houston . Cuando me pidió ir con ellos yo le contesté que si me necesitaba lo haría con mucho gusto. Me preguntó cuánto le iba yo a cobrar y yo le contesté que con lo que ella me había dado yo no le cobraba nada. Pero como sabía que yo no tenía dinero, de todos modos me pagó, y me pagó muy bien.para que yo pudiera dejarle dinero a mi familia. Debido a estos viajes, yo fui afortunado en el arte ya que en Estados Unidos y conocí vario museos acompañando al arquitecto y la señora Alinka. Para mí fue una maravilla andar en esos lugares a los cuales nunca hubiera podido ir con mis propios medios. Estuve en el Museo Metropolitano , en el del Museo del Barrio y en el Museo de Arte Moderno en Nueva York y en la capilla de Rothko en Houston. Nunca hubiera conocido estos lugares más que en libros. Me tocó la fortuna de estar viendo las obras de los más artistas contemporáneos más importantes.
Ella también me enseño de música clásica .y de todos los aspectos de la cultura. Ella iba a las, las temporadas que había en, en la sala Netzahualcóyotl y yo la llevaba como su chofer. Cuando llegábamos allá me preguntaba si quería entrar, yo le contestaba que sí, y entonces me compraba un boleto y yo disfrutaba el concierto. Lo mismo hacía cuando iba al teatro con sus amigas, y yo me iba por otro lado porque no me gustaba molestarlas. Con ella aprendí no nada más de pintura sino de todo. Me ayudó a cultivarme. Cuando compraba sus libros me compraba el que ella consideraba bueno y así nació mi interés por leer pues yo leía poco, sólo los periódicos o alguna revista., pero ningún libro como buenas novelas. Ella me indujo a que leyera a grandes autores clásicos y contemporáneos
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Ella era así con todo el mundo que lo necesitaba y que le pedía ayuda, o aún sin que se la pidieran. Cuando veía que alguna persona necesitaba algo, ella siempre estaba puesta para ayudar ..Era una persona que veía lo que la gente necesitaba . Yo no tengo más que agradecer a la vida no que me haya dado la oportunidad de conocer una persona así.
Me siento muy afortunado y feliz de haber conocido a la señora Alinka y a toda su familia. A su hija y a sus hijos también les guardo un profundo agradecimiento porque me recuerdan a su mamá. También agradezco esta oportunidad porque necesitaba decirle a alguien la dimensión de lo que significo la señora Alinka para mí
Ahora , la señora Alinka ,no está físicamente pero siempre que ando por la calle, yo sé que ando con ella y que ella anda conmigo.